jueves, 26 de julio de 2007

Costanera Norte Pas de Deux




El vivir la adolescencia en un país como Colombia lo deja a uno con un gran bagaje musical. Los colombianos, como sabemos, son un pueblo alegre y siempre dispuesto a divertirse. El ver bailar a estos seres con una maestría digna de envidia lo deja a uno, simple chileno, con un grado de inferioridad terrible. Jamás me recupere, por lo que mi ida a las Discos ha sido muy limitada y espaciosa en el tiempo.Al no poder bailar decidí dedicarme a ver bailar, algo mucho más cómodo, siempre se lleva la ventaja si es uno el que critica y no participa. El inconveniente al dedicarse a esto en las Discos es que si se admira a un hombre se corre el riesgo de pasar por homosexual o ligarse al admirado en cuestión. Al desviar los ojos hacia Ellas, corremos el riesgo de salir dándonos trompadas con algún galán celosillo. Terrible dilema, este de ver bailar. Por eso decidí pagar entrada y ver bailar, pero esta vez Ballet.El ver gente como Julio Bocca y Eleonora Cassano danzar sus pas de deux me deja con una gran ventaja para juzgar futuros bailarines. Haber visto (lamentablemente solo por video) a una pareja como Nureyev y Fonteyn me dio el standard para poder juzgar a los argentinos.Ver esta excelencia también me dejo sin ganas de dedicarme al Ballet Clásico. ¿Quién soy yo para poder superar a tan afamados dúos?Mi vida transcurría con estos parámetros establecidos, el solo ver bailar sin participar, hasta que llego a mi vida la Costanera Norte.
Ella sin ningún tipo de aviso o moral, quizás rondando lo promiscuo, se tiró a mis brazos haciéndome participar en un pas de deux infernal. Al terminarlo solo me quedaba fumarme un cigarrillo entre jadeo y jadeo. En un principio no quise aceptar el hecho de haber sido usado y tirado, como una prostituta barata, pero debo recocerlo al final. Lo trágico de la historia es que debo aceptarla todas las mañanas y tardes, Costanera Norte abusa de mí y no sé a quien pedir ayuda. No quiero bailar mas los pas de deux con ella, permítanme volver a maravillarme al verlos como espectador, solo eso pido.Supongo que los señores ingenieros de Costanera Norte al colocar las salidas de la autopista a diez metros de la entrada pensaron en hacer bailar, estos pas de deux, no solo a mí sino que a todos los chilenos. Quizás algunos de mis compatriotas carezcan del sentido estético para poder apreciar esta sutileza de los constructores, yo a la larga ya inmerso en esta relación sadomasoquista les doy las gracias. Espero con ansias, cada vez que “salgo y entro” por Av. Manuel Rodríguez, Ruta 5 o Ruta 68, empezar el pas de deux mortal, sé que llegara el día que termine chocándome con otro conductor agregándole un toque de sangre a la parte del Adagio en esta representación. Esta variación del Pájaro de Fuego alegrará a Vaslav Nijinski en su tumba de flores.

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